El perro que supo a dónde llegar

Aprovechamos el mes del amor y la amistad para contar esta historia que tiene como protagonista al mejor amigo del hombre. Un perro que supo a dónde llegar y hacernos trabajar en equipo para tener un final feliz.

Una mañana de julio, la rutina de muchos colaboradores de Spira se vió interrumpida cuando un perro, con la cola entre las patas se acostó justo enfrente de la puerta del edificio en Bogotá. Se veía tan apacible, que parecía estar esperando a alguien. Sin duda ese alguien no era su dueño, el perro, con aire de collie, no tenía collar ni identificación. Tal vez, estaba esperando a alguien que se percatara de que su estado no era de calma sino de profundo dolor ya que  entre la pata y la cadera tenía una herida que le imposibilitaba realizar cualquier tipo de movimiento.  

Ante la triste escena, los colaboradores de Spira reaccionaron de distintas maneras: Tomarle fotos y difundirlas  por si aparecía su amo; llamar a varias veterinarias que lo pudieran socorrer; consentirlo e incluso nombrarlo. A la hora del almuerzo, llegó el equipo médico veterinario de U PETS ubicados en el barrio San Felipe a pocas cuadras del incidente y atendieron al recién bautizado: Efraín 

Doméstico o no, Efraín se dejó alzar y poner una cuerda a modo de bozal sin poner resistencia. Los jóvenes veterinarios, asombrados con su nobleza lo llevaron en una pequeña ambulancia para tratar lo que parecía una perforación de causa desconocida.  

Mientras los veterinarios lo atendían, en Spira, circulaba una alcancía para recaudar fondos y cubrir los gastos quirúrgicos y postquirúrgicos del perro. De la alcancía sobresalía una foto del animal con un aviso: “¡Woof!…Soy Efraín, ¿Me ayudas a sanarme para ir a un hogar donde me brinden mucho amor y no volver a estar en la calle?” 

¡Y funcionó! Unas semanas después, durante una de las visitas a Efraín, la recepcionista de la veterinaria dijo con gracia que el paciente “tenía muchísimas madres” pues ya eran varias las mujeres que iban a visitarlo en nombre de Spira.   

Los veterinarios de U PETS coincidían en que Efraín era un perro de la calle por la carrasposa textura de sus patas, pero los cálidos saludos, tanto a ellos como a sus visitantes, los hacía dudar sobre la manera de relacionarse con los humanos, en especial los que le habían ayudado. Era como si mostrara su agradecimiento con efusivos “abrazos” y llantos de alegría al ver nuevamente a sus rescatistas. 

Cuando Efraín, herido y derrotado, se echó, frente a Spira no se imaginó que llamaría la atención de todos para que lo ayudaran ¿O sí? Al menos no se imaginó que lo adoptaría Iván Guaqueta, coordinador de ingeniería de Claro presencial; que iría a un nuevo hogar ubicado en Sibaté y que, a falta de un nombre, tendría doble bautizo: primero como Efraín y ahora como Dago.  

Ahora Dago está recuperado en esta finca donde puede correr libremente y esperar a su nuevo amo cada tarde 

Historias que  inspiran y fomentan la colaboración. Gracias a todos los que ayudaron a que este perro tuviera una segunda oportunidad. ¿Algo por compartir? Jack esta para ti. 

2 thoughts on “El perro que supo a dónde llegar

  1. Clara muestra de solidaridad, de empeño por cuidar al desprotegido con efectividad. El trabajo en equipo cuando se desarrolla articuladamente produce resultados maravillosos. Buen escrito y una redacción que entretiene.

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